El presidente de Bolivia, Evo Morales, defendió hoy las propiedades nutritivas y medicinales de la hoja de coca y afirmó que no es cocaína en su estado natural, al celebrar el Día Nacional del Acullico o masticado de esa planta.
El mandatario, acompañado por el vicepresidente Álvaro García Linera, hizo esas afirmaciones en un acto en la plaza Murillo de La Paz, sede del Ejecutivo y el Legislativo, al que asistieron productores y vendedores de hojas de coca afines a su Gobierno.
La hoja de coca para la cultura occidental era cocaína, era veneno. La hoja de coca para los gringos era veneno, aunque en algunos tiempos usaron la hoja de coca también para saquear nuestros recursos naturales, afirmó Morales.
Aseguró que, no obstante, está demostradísimo que la hoja de coca es alimento, es medicina.
Según el gobernante, hay estudios científicos que señalan que la planta se emplea para combatir enfermedades como la diabetes o la obesidad, y también prolonga los años de vida.
Morales también mencionó que suele consumir dos veces al día entre dos a tres cucharadas de harina de hoja de coca mezcladas con miel y que eso le permite estar bien de salud.
Tan importante ha sido la unidad para recuperar nuestra hoja de coca frente a las políticas de satanización, de penalización, de eliminación de la hoja de coca, resaltó.
Los discursos estuvieron precedidos por un ritual ancestral en el que un grupo de amautas o sabios aimaras entregaron una ofrenda a la Madre Tierra.
Los organizadores del evento usaron miles de hojas de coca para formar en el piso una más grande.
La hoja de coca tiene en Bolivia usos tradicionales, culturales y medicinales reconocidos en la Constitución vigente en el país desde 2009, pero una parte de los cultivos es desviada al narcotráfico para fabricar cocaína.
Morales promulgó en 2016 una ley que declaró el 11 de enero como Día Nacional del Acullico para conmemorar que en esa fecha en 2013 Bolivia volvió a adherirse a la Convención Única de Estupefacientes de 1961 de Naciones Unidas, sin renunciar al masticado y al uso tradicional de las hojas de coca en su territorio.
La convención antidroga establece que la coca es un estupefaciente con alcaloides que pueden transformarse en cocaína y por eso mantiene vetada su exportación, pero Naciones Unidas aceptó que se respete la tradición de masticar la planta en Bolivia.
Tarde o temprano legalmente, limpiamente, públicamente tenemos que entrar con la hoja de coca a todos los países del mundo porque nosotros sí podemos demostrar que la hoja de coca es alimento y es medicamento, insistió Morales.
El mandatario, que aún es el máximo dirigente de los productores de coca del Chapare (centro), resaltó que la nueva ley que regula la producción de la planta en el país garantiza que haya coca de por vida frente a las políticas anteriores que buscaban erradicar definitivamente la planta.
La Ley General de la Coca, vigente desde marzo de 2017, subió la superficie de cultivos legales de la planta de 12.000 a 22.000 hectáreas.
En julio pasado, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito presentó un informe que señala que Bolivia tenía en 2016 unas 23.100 hectáreas, 14 % más de lo reportado en 2015.
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